sábado, 5 de diciembre de 2009

Hacia dónde

Hace unos días alguien preguntó qué inspiraba a un escritor. Esa misma persona, luego de una pausa, siguió preguntando si acaso la inspiración tiene sus orígenes en la nostalgia, en el aburrimiento, en la melancolía, en la pena, o en qué cosa.


Otro alguien, que tiene varias obras literarias en su haber, dijo que él sentía que su inspiración era la carencia. Me resultó curiosa la respuesta. Me sentí plenamente identificado con lo que dijo. Creo que las palabras fluyen cuando tengo una carencia. Muchas de las historias que ven en este blog, no son más que recuerdos que añoro. Momentos que pasaron en mi vida y que quedaron grabados por siempre.

Claro, no soy escritor. Jamás escribí por escribir, de hecho creo que escribo como el culo. No importa, la idea es que la escritura pueda cubrir huecos. La escritura de cualquier texto llena el alma que en algún rincón puede estar vacía. Vacía porque el tiempo pasó. Vacía porque alguien se fue. Vacía porque a alguien dejé. Vacía, como un lienzo grande a medio terminar, que uno tiene que tomarse el trabajo de pintarlo.

A veces siento que no tengo ganas de escribir, pero tampoco me siento completo. Es contradictorio, pero es lo que hay. Sucede que la pereza mental le gana al sentimiento de vacío. Eso es una mierda. Te estancás. No salís. Te metés en un pozo que podes terminar mal. Por eso hay que escribir. O hablar. O pintar, o componer, o saltar, o bailar, o querer, o amar, o hacer algo. No importa qué. Hay que hacer algo que te llene el alma.

Es jodido. Digo, es jodido encontrar el qué, porque no todo te llena. Es más, hay cosas que te dejan más vacío que antes. Renegar, sufrir, arrostrar con ciertos temas te hacen mal. Y tenés que salir de ese círculo vicioso. Tenés que enfrentar el drama y plantarle cara. Tenés que decir: ¡puta! ¡me fui a la banquina!. Te frenás. Pensas. Sentís. Reflexionás. Buscas la salida del laberinto y vuelta al ruedo.

Pero, para poder salir del laberinto tenés que saber qué querés para tu alma. Para vos mismo. Necesitás tener deseos, ilusiones. Si no tenés ilusiones es porque la pereza mental te cagó la vida. Te saliste de la ruta y cuando querés volver no sabés para qué lado ibas. Las ilusiones, los sueños, son la brújula. Algunos encuentran las ilusiones y los sueños en sus hijos. Otros en los más cercanos. Otros en Dios. Otros en ellos mismos. Están. En algún lado están. Hay que encontrarlos, volver a cargar la mochila y seguir peregrinando.

Si tus recuerdos de ayer no te llenan el alma de hoy, es porque creciste, y eso habla bien de vos. Lo que jamás tenés que hacer es vivir añorando, porque siempre vas a quedar vacío. En fin, como dijo un amigo, la vida no trata de filosofar, sino de seguir instintivamente tus sueños, tus ilusiones. No perdamos las ilusiones, cantemos...

El del 0.33%

3 comentarios:

Luciano dijo...

Escribo para reescribir el pasado y reirme de lo que no pude en su momento o como no pude. Escribo para abrir caminos, bifurcaciones donde otros no siguieron. Sin que necesariamente se llame literatura.

Muy buena esta frase:
Si tus recuerdos de ayer no te llenan el alma de hoy, es porque crecistte.
Pero no la entiendo bien, asi que la seguiré analizando acá con el panel de invitados.
Saludos.

El del 0.33% dijo...

Luciano, la gente que vive de recuerdos no progresó. Vive estancado. No tiene ilusiones, ni sueños. Viven del pasado.

Tiene que ver con eso.

Muy bueno eso de las bifurcaciones. Saludos.

rene orlando dijo...

No escribís como el culo. Creo que escribís como el ombligo, lo cual es muy elogiable.