viernes, 26 de marzo de 2010

Pepinos

Ando de viaje, con lo cual las anécdotas se multiplican. El otro día hice el tramo Panamá-Lima en un vuelo de COPA. Por suerte tengo la posibilidad de viajar en primera clase. Allí te sirven comida rica, los asientos son casi camas, y uno vuela como si estuviera en el living de su casa.

La señora que iba al lado mío parece que también estaba cómoda. Como en su casa, o mejor. No se comió la comida. No tenía hambre. Sí tenía frio. Así fue que agarró la ensalada que nos sirvieron, le sacó las dos rodajas de pepino que ésta llevaba y se las puso en los ojos. Luego, tomó la manta, se tapó hasta el cuello, reclinó su asiento y durmió.

Para sorpresa de todos, durmió más de dos horas con dos rodajas de pepino en sus ojos. Así, con un buen par de cojones, sin importar un carajo lo que decía el resto . ¡Viva la gente que todo le da igual!. Me encanta.

¡Salud, por la señora!

3 comentarios:

Luciano dijo...

Pero a que causa impresión.
Al fin y al cabo está en primera la vieja, andá a hacer eso en turista.

El del 0.33% dijo...

Motonet, causa mucha impresión. De hecho, una vez me paré para ir al baño y tuve la oportunidad de pasar delante de ella sin molestar y mirarla fijamente a la cara. Impresiona, sin dudas. Dos pepinazos en sus ojos que le hacian cara de Simpsons.

H dijo...

¡Coincido plenamente en aplaudir a la gente que vive su vida sin importarle el qué dirán!

Como esta pareja que se casa.