viernes, 27 de noviembre de 2009

Álvaro y Rodrigo

Álvaro y Rodrigo tienen los dos veinte años. Son amigos desde hace quince. Viven en distintos barrios, pero están todo el día juntos. Su sitio de reunión, el monumento del águila de Plaza Italia, en el centro de La Plata. Serán de aquí en más, dos personajes que nos acompañarán y que iremos describiendo de a poco en sus diálogos cortos.

Álvaro.- Mirá la gorda de mierda esa.

Rodrigo.-¿Cuál?

Álvaro.- La que está apoyada al renó doce blanco.

Rodrigo.- Sí, ¿qué tiene?

Álvaro.- ¿Le das?

Rodrigo.- Mmmhh, sí. No es tan gorda. Borracho le doy.

Álvaro.- No es gorda porque vos sos un cerdo, mirate la panza.

Rodrigo.- ¡Ah, no, ¿Vos no le das, no?!

Álvaro.- Yo no. Yo salgo con minas lindas.

Rodrigo.- Sí, lindas, como la negra Carla. Esa sí que es fea, fea.

Álvaro.- ¡Buej! De cara es fulera, pero tiene un orto...

Rodrigo.- Pero no tiene tetas...

Álvaro.- Tiene más que el bagallo que te comías vos de Ensenada.

Rodrigo.- ¿Andrea?. No me vas a comparar Andrea con Carla. Andrea tiene una cara linda, ¿no viste los ojos que tiene?

Álvaro.- ¿Vos cojés por los ojos?

Rodrigo.- Sí, y a tu hermana también.

Álvaro.- Decís algo de mi hermana y te arranco la cabeza.

Rodrigo.- ¿Vos y cuántos más, salame?

Álvaro.- Yo solo.

Rodrigo.- Callate cagón, si un pendejito de doce vino a sacarte diez pesos mugrosos y te asustaste.

Álvaro.- Por diez mangos no arriesgo que me pique. ¿A que no le decís algo a la gorda?

Rodrigo.- No es gorda. ¿Qué querés que le diga?

Álvaro.- Levantatela. Decile que queres cojerla.

Rodrigo.- No. Ni loco. El desubicado siempre fuiste vos.

Álvaro.- A que voy y le toco el orto.

Rodrigo.- Dos atados de Camel a que no.

Álvaro.- Yo no fumo.

Rodrigo.- Bueno, te doy la guita.

Álvaro.- ¿Vale salir corriendo?

Rodrigo.- Si salís corriendo es fácil. Tocale el culo y contá hasta quince. Parado, no te podés mover. Si te escapás, te pago.

Álvaro.- Está jodido. ¿Está sola?

Rodrigo.- Qué se yo, boludo. ¿Qué querés que te haga el laburo de inteligencia, también?.

Álvaro.- Ahí voy.

Álvaro se acerca lentamente. Estira su mano, y le toca el culo a la gorda. Queda petrificado en su lugar contando hasta quince. Antes de terminar, recibe un imprevisto carterazo en la cabeza por parte de la hermana de la gorda. Pierde el equilibrio, cae. Queda mareado. Sin entender demasiado lo que pasó, se levanta y corre. Rodrigo, a las carcajadas, lo mira y le dice:

¡Pará!. No corras, andá tranquilo que recién me acabo de prender el último del paquete.